Los sistemas de electrólisis salina suponen un nuevo
concepto en el tratamiento del agua de las piscinas,
mejorando la calidad del agua, evitando la manipulación
de producto químico y simplificando de forma
significativa las tareas de mantenimiento.
Los equipos de electrólisis salina, en aguas ligeramente
saladas (entre 2 y 30 g NaCl/litro), generan hipoclorito sódico en continuo y de forma automática para la
desinfección del agua. Con ello se reduce considerablemente
el aporte de productos químicos, se eliminan
las cloraminas y se consigue un agua exenta de olores
y sabores desagradables.
Estos sistemas generan cloro a partir de la sal común
disuelta en el agua. La sal necesaria para su funcionamiento
debe ser añadida a la piscina en una concentración
de 4-6 Kg/m3 (5-6 veces inferior a la del agua
de mar). La concentración de sal en el agua permanece constante ya que el cloro generado destruye la
materia orgánica y los patógenos, transformándose
de nuevo en cloruro sódico (sal común).
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